Luego a almorzar, a sucumbir en el placer del morfe, con la grata compañía del gran Manuel Robles, un jefazo en temas de comida y un buen amigo, quien me llevo al Hawaiano un restaurant por ahi cerca al Albergue a solo 10 cuadras.
El menu delicioso, fue una expedición por la cocina peruana que es de lo más creativa e innovadora, ni duda cabe se llevan la flor en esos temas (también). Para el postre que mejor que distraer la vista y una foto con la cantante del Agua Bella, no se ni como se llama, ni como canta, pero ya tiene un nuevo fan. En la foto: la bestia (comediante pata), el tincho y la bella acuática.
1 comentario:
Es mas util un postre para la digestión cuando se lo come que cuando se lo mira.
Un amigo critico(n) dijo una vez que la música de agua bella es mas digerible cuando se la mira que cuando se la oye.
Habrá sido una gran hazaña encontrar a esa sirena en una ciudad tan grande. Felicitaciones.
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