28 diciembre, 2010

El soundtrack de un año que se va


La madrugada del pasado sábado me desperté súbitamente sin razón alguna, trate de dormir pero entonces me vino a mi mente este olvidado blog, entonces surgió la idea de escribir un recuento de lo sucedido este año. Como canta el Papirri “los años pasan, pisan y pesan” por ello dejo registrado en la memoria de algún tremendo servidor de no se donde y no se si a buen recaudo para la posteridad lo que fue este mi año.

Enero metallico. El 17 de enero concluyó una serie de gestiones y esfuerzos por concretar el viaje a Lima junto a mis hijos mayores para ver (pues escuchar hace tiempo que involuntariamente ya lo hacia) a su banda metalero favorita: Metallica. La aventura comenzó con las peripecias para comprar las entradas y luego realizar un viaje de 24 horas hasta la acogedora Lima, el recorrer aunque una mínima parte de esta gran ciudad y luego asistir a un brutal gran concierto de un grupo del cual no había sido afecto junto a mis hijos fue una experiencia única e irrepetible. 

Jornadas de chofer. Resulta que mis hijos no sólo escuchan música sino también le hacen a la música, producto de esto me vi en el papel de cargador, transportador y descargador de los instrumentos de su banda, ya sea para “tocadas” en el colegio, boliches o presentaciones en concursos (perdieron en dos concursos de bandas y ganaron la Olimpiada Cultural de la Alcaldía) y finalmente se presentaron en la Feria dominical en el Prado, este fue un buen año para mis jovenes Kusillos, por mi parte aproveche para hacer un poco de ejercicio.

Sabina a solas. Junio fue: “de junio el gran día(2)”, por fin pude concretar mi viejo sueño de escuchar, ver y deleitarme con el Joaquín Sabina; la cita fue en Lima y en esta oportunidad cancheramente me fui solito por motivos económicos (no alcanzaba para dos) y químicos (entre mi esposa y el flaco no hay feeling) hice varias notas de este viaje para el blog, pues las condiciones eran perfectas para escribir más de lo habitual y también para charlar conmigo mismo.

La música de los peques. Es normal escuchar a mi hijita cantando por la casa la canción del Sapo, sapo, sapo que nadaba en el río, río, río; mientras mi tercer enano va haciendo los coros del repertorio de sus hermanos mayores y en el momento menos pensado saca a relucir algún pasito de su temporada Jackson, moviendo los hombros, cerrando los ojos y contorneando su cuerpito; ambos enanos se presentaron hace poco con su ballet en el Prado y luego en un teatro.

De retorno al Equi. Fue el año de volver al Equinoccio, obviamente hoy no encuentro fácilmente a las viejas amistades, los años han pasado y el público se ha renovado. Un gran acontecimiento fue presentar este boliche a mi segundo hijo, con el marco musical de Atajo, y hace poco el turno fue de mi hijo mayor para festejar los 14 años de Atajo (resulta obvio aclarar que hay cierta afición familiar por esta banda no ve?).

LouKass-Octavia. Para mi esposa y para mi fue recordar ese mismo escenario 15 años atrás, cuando coreabamos y tratabamos de saltar mientras acurrucabamos a nuestras dos wawas dormidas en las presentaciones del Akasa de Lou Kass (sin Krauss) y del Aura de Octavia. Hoy los papeles cambiaron, eran mis hijos y sobrinos quienes fanáticamente hicieron cola desde la mañana y luego en primera fila con su banderita boliviana corearon y bailaron como 15 años atrás lo hicimos nosotros, que esta vez nos ubicamos en la parte alta del teatro (pero no dormidos).

Atajos, Grillos y Sinfónica. El cine 6 de agosto fue el lugar de encuentro con mis hijos para el acústik’asi de Atajo, la presentación del “Bipolar” del Grillo Villegas y vez que se puede el encuentro se traslada al centro sinfónico para disfrutar de la música clásica con mi hijo mayor.

Lo que llegó del sur. Primero fue el concierto de Pedro Aznar, el cual rebasó todas mis expectativas y fue de las mayores alegrías musicales de este año, una generosa presentación de grandes canciones difícilmente catalogables (por suerte) y una cálida voz que se juega con las canciones casi sin esfuerzo, mientras sus virtuosas manos nos deleitan con el bajo. Finalmente el turno fue Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, el primero con una voz que no es derrotada por el paso de los años, y el segundo todo un maestro del piano y los sintetizadores, una especie de director de orquesta unipersonal, fue un buen concierto en dosis pequeña a diferencia de la sobredosis de Pedro.

Biennomasmenos. Este año fue también para retomar este blog-diario personal, con algo de rubor que se va haciendo sinvergüenza, aunque sin grandes pretensiones, no puedo dejar de agradecer el empujoncito de mi amiga e-liana, quien también es la instigadora para mi incursión en la comunidad de pajarillos (twitter). En un primer momento hice un comentario musical sobre la Amy Winehouse; quisiera continuar con los comentarios sobre música pero todavía no encuentro la veta apropiada y en la cual me sienta cómodo.

Música para leer. Otra alegría de este año fue la posibilidad de volver a leer mi querida Rollingstone; después de coleccionar durante años estampillas y luego música, me prometí no volver a los fetiches, pero con esta revista perdí la batalla, es mi juguete mensual y mi antena musical para saber que hay detrás de las montañas.

Planes ¿planes?. Creo que pocas veces hice planes para el futuro, no se si será correcto o no, tal vez debería tomar este asunto más en serio teniendo en cuenta que tengo una familia, hijos grandes y pequeños; pero me gusta esta especie de improvisación, este “A rodar la vida” como canta Fito Páez, por lo pronto digo: Gracias 2010 por todo lo vivido, venga 2011 que lo vamos a gastar bien.

1 comentario:

e-liana dijo...

Gracias por la mención, Tinchito.