23 marzo, 2011

De viernes a domingo en enero

Estoy convencido que la memoria es frágil (me considero un fiel ejemplo) y precisamente en esta pulseta con Mr. Alzheimer; las fotos y vídeos son mi comodín para evitar que el alemán me gane pronto. No recuerdo exactamente cuantos años tiene el grupo, ni la cantidad de partidos de fútbol festejados y a veces también jugados, las noches de bailar o hacer bailar, las trasnochadas con copas o de bolsas, las aventuras en los viajes (ya no es necesario que me recuerden las cuevas de Sorata, me  a-cuer-do), los festejos de cumpleaños, las reuniones en y fuera de la capilla.

Noche de viernes. Sin tragos económicamente infames, ni yolas en nylon, ni hablar de vino en cartón que luego servia de balón para improvisados partidos de fútbol; nos servimos como caballeros y salimos caminando cual damas, fue inevitable el alargar una despedida que nunca terminaba (más de una hora en plena avenida), luego el turno fue de unos sillpanchos en las Velas, para continuar escuchando canciones a domicilio; mientras unos dormían cómodamente sentados, otros seguían dándole a la charla y los tragos hasta ver encenderse el día.


Domingo de día; el reencuentro esta vez fue junto a nuestras parejas y wawas (ya no tan wawas) nuestra supuesta improvisada reunión tuvo a Doña Rosita "la mamá de los jotas" como anfitriona; quien nos brindo toda la comodidad y el cariño acostumbrado. Ingresar a su casa fue evocar tiempos idos, cuando nos brindaba su cobijo y anticipaba nuestros bostezos con las salchipapas de la Techi, cuando nos reprendía por algunos excesos o cuando hacia anfitriona de la tribuna particular para ver la entrada de Gran Poder.

Los años han pasado y ya no están con nosotros: el loco más alegre, solidario e incondicional del barrio; el gordito cabezón no tiene tiempo para deleitarnos con su seleccióndeclásicosdelfolkoreenganchados; el alegre animador de “…la favorita, cua, cua” y de melancólico “rasguñar las piedras” evita encontrarse con los recuerdos; el Travolta de trajecito corderoy siempre asegura que vendrá y alguna vez se hace esperar; el doctorcito de la capilla no tiene tiempo para dar citas; el changuito que dejo la Bs. Aires para irse al norte, pero siempre es bien recibido "el más chango del grupo¨ quien dejo sus aspiraciones sacerdotales acá y se fue a formar familia al oriente.


Mientras tanto aquí estamos los demás sorprendiéndonos de ver: al Negro a punto de reestrenarse como papá; al chef de sonrisa infantil poniéndole el pecho a la adversidad; al Chiqui hoy dueño de un negocio pero principalmente dueño de su vida; al ex flaquito que ayer jugaba “antenitas” y hoy construye su hogar a su manera; al Dr. Danzante que en fin de semana se transforma en empresario del paladar en el oriente; al consecuente y pipudo doctor siempre cariñoso con enfermos y enfermeras; al flaco consecuente con su figura, con su alegría y su aguante a todas las cargadas; al churquito de bigotes de mucho viajar pero de poco decir, y finalmente al que antes gustaba hablar y hoy prefiere escribir.

Nuestra hermandad, ya dejo en el olvido los saludos con malabarismos manuales y dio paso a simples pero efusivos abrazos, con besos en la mejilla de sobrios y sonoros piquitos cuando ya no lo estamos; los esperados y concurridos encuentros dominicales de la infancia se convirtieron hoy en ocasionales reencuentros de unos pocos, pero siempre honrando nuestro lema: “Todos somos importantes, pero nadie es imprescindible”.


PD. El Negro dice: 
"En esta última reunión vimos serios cambios; nuestros están hijos grandes en algunos casos muy grandes, con sus ocupaciones, responsabilidades y pasiones; por otro lado las parejas de cada uno de los componentes creo que solo tres continúan dándole a la lucha, lo que es admirable y hasta envidiable, pero al fin cada uno es un mundo y tiene sus razones para realizar estos cambios, lo importante es estar mejor y lo mas estable posible.
Ya se ve en nosotros las canitas, en algunos casos muchas y por su puesto los kilos además que ya se notan y hasta nos hacen ver mas maduros, son cambios que el tiempo no permite ocultar; lo mejor para mi es que seguimos siendo unos jodidos y se confirma no mas lo de "hermanos" ya que sin importar, hijos, parejas, canas y kilos, seguimos siendo los JMG.
 Un fuerte abrazo a todos".

26 febrero, 2011

Los calzados de papá



Caminaba por la empinada calle Yanacocha (antiguamente calle de la buena muerte*) cuando de repente me llamó la atención el letrero de una desvencijada tienda que decía “Calzados Plus Ultra” un nombre con muchos recuerdos para mi.  

En los años 70 y 80s mi papá solo compraba sus calzados de la tradicional “Villa de Paris” que se encontraba en la calle Comercio cerca al Museo Nacional de Arte; una tienda bastante ampliada con muchos espejos, bellos muestrarios, vitrinas, sillas y probadores de fina madera; tenia lo que hoy diríamos un toque Vintage de gentleman, nada que ver con la variedad de tiendas de la competencia: Manaco (con fabrica en Cochabamba) y Zamora (con sede en Oruro). No tenia una surtida variedad de modelos, pero mi papá defendía la calidad del cuero que era sinónimo de larga duración, no como “los feos y olorosos zapatos de planta de goma de esos”.

Una característica del citado negocio era el mal genio de su dueño, un caballero de origen español y de humeante cigarrillo en la boca. En varias oportunidades acompañe a mi papá a la “Villa de París”, para luego salir padre e hijo con una nueva dotación; calzados para el y botines para mi, que estrenaba en medio de resbalones pues la planta era de suela muy lisa, además que de rato en rato tenia que subir mis chorreadas medias que eran tragadas por los botines.

Mi papá tiene aún varios pares de calzados y la mayoría en buen estado, es más podría afirmar que están en mejores condiciones que los míos (que por supuesto no son Plus Ultra). Hace algunos años le consulte sobre la tienda en cuestión, pues ya no estaba en la antigua dirección, a lo que me comento que se había trasladado a un local más pequeño y que posteriormente cerraron por problemas económicos, además de la barata competencia que llegaba de contrabando.

Se comprenderá mi alegría, sorpresa y nostalgia al ingresar a la actual minúscula y desvencijada tienda que si bien no lleva el mismo nombre, si mantiene de muestras sus viejas cajas zapatos de cartón gris (actualmente los venden en poco glamorosas bolsa nylon), sus antiguos papeles envoltorios verdes con letras lilas sólo alcanzan para forrar algunas maderas del muestrario; mantiene de recuerdo un par de sillas, un probador y un espejo que resiste el paso del tiempo y lo principal , lo que no podía faltar, una pequeña cantidad del “clásico 4187”, el modelo preferido de mi papá.
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 * Según reza la placa metálica (a la derecha en la foto) la actual calle Yanacocha se llamaba "calle de la buena muerte", porque en esta calle se encontraba el templo de la buena muerte, establecido para la comunidad de los agonizantes, derribado el templo se construyó una casa cuya familia fue ahuyentada por hechos fantasmagóricos (siglo XVIII)




16 febrero, 2011

La Alcoreza a 15 grados



La Av. Buenos Aires esquina Mercado Hinojosa siempre tuvo una atracción especial, cerca de esa intersección viven unos familiares, y en oportunidad en que los visitábamos podía ver como los buses trepaban la empinada hasta la final Alcoreza. Con el transcurrir de los años la famosa avenida y la calle paralela la 4 de mayo se hicieron fatalmente famosas por los accidentes de transito que suceden en ellas y los protagonistas son minibuses o micros de la línea 132 - Eduardo Avaroa.

Tenia una tarea pendiente con esta avenida diagonal, tenía que saber donde concluían su travesía esos buses azules y la oportunidad se presento a fines de enero cuando por un boliviano (un pesito) subí a ese elefante motorizado para llegar hasta su parada.

Con cierta emoción inicié mi travesía en la esquina del Mercado Hinojosa; el ronronear del agitado y viejo motor Dodge americano de 4000 de cilindrada en primera velocidad era una suerte de fondo musical. Resultaba increíble ver como ese armatoste móvil detenía su marcha sin ningún problema para permitir que los pasajeros bajen o suban, más aún en algunos tramos en los que la pendiente se ponía más pendiente; con algo de temor fui cambiando de mi ubicación inicial en el fondo del micro y poco a poco comencé a avanzar hasta los primeros asientos terminando detrás del conductor quien me observaba ya con cierta desconfianza.

Al llegar a la parada del micro me anime conversar con el chófer sobre su empinada ruta, y me aclaro que esta es la única línea de transporte que se atreve a subir ese calvario atendiendo de esa manera la necesidad de transporte del vecindario, finalmente a modo de dar por concluida nuestra charla me aconsejo tener cuidado pues la gente de la zona es muy susceptible con la presencia de personas desconocidas personas en el barrio y peor aún si se dedicaban a sacar.

Si bien es cierto que el micro 132 es el único servicio público que hace ese recorrido, no es el único que transita por esa pendiente, pues es normal ver temerarios camiones o veloces taxis que continúan su marcha más arriba de la parada del micro azul. Esta ladera no tiene precisamente la mejor panorámica, pero no deja de maravillar su impresionante pendiente, el transitar de los vecinos ya sea de subida o bajada y sobre todo como no deleitarse con la posibilidad de tener casi rendida a mis pies una parte de la ciudad.